miércoles, 12 de junio de 2019

MUJER DE MI VIDA


Amándote, el sol de la tarde bebe las sombras de tu cuerpo.
Despiertas tú mi poética del amor, con las curvas y cuerpo de ensueños
en un desvarío y resabios de viejas angustias, y de querer ser tu dueño.

Cuando veo tus cabellos dorados en tu espalda desnuda, me pierdo.
Nunca había amado así, sin barreras, temores, ni reservas, y ¡Tanto gozo!
con tus ojos de miel iluminando los míos entre tus cabellos de trigo y oro.

Voy a extasiarme con la fiesta de mis sentidos en tu cuerpo.
Explorándolo con mi boca, con caricias inventadas y apasionadas porfías
oculto mi rostro en los pétalos de tus pechos, bebiendo aromas florecidas.

La frescura de tu cuerpo de ángel del amor, enamoran mi piel.
Y me hago dueño de tu vida y de tu amor, con un verso entre mis labios
en la metáfora lujuriosa de tus gemidos de gozo, dulces susurros y canto.

Tu boca bebe en la mía, cuando me sumerjo en tus jardines prohibidos.
Te hago mía, iniciando con pasión y extasiado el rito del amor verdadero
deteniéndonos en el umbral justo de cada sensación, entre gozos etéreos.

Con pasión, aprisionamos el tiempo, en la paz de tu noche.
Siento vibrar tu cuerpo entre la pasión, ahogado de gozos entre suspiros
cuando estallo en tu vientre, suavemente, en un éxtasis final consentido.

Soy un mercader del Dante, de las llamas de tu fuego.
En el supremo instante, y ser un ángel o demonio en la locura de amarte
olvidando mis otoños y amar tus primaveras, en el embrujo de poseerte.

Entre tus brazos, vivo la lujuria de un amor universal.
Tus locos murmullos son música de dulce brisa celestial, en mis sentidos
abrazados muy juntos mientras muere la noche, entre amores compartidos.

Se alejan mis intrépidas soledades encendidas, con tus besos.
Nunca amor yo he de olvidarte, entre mis congojas oscuras y de no tenerte
porque tú eres el amor y el misterio entre la vorágine de mi vida, y amarte.

 Manuel F. Romero Mazziotti -Argentina-

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