sábado, 1 de junio de 2019
LA HERIDA DEL DESEO
Háblame al oído y desata guerra
fría en mis venas, desarmado
quedo ante ti esperando tu arma
favorita, besos inclementes
explotando en mi boca, pegando
donde se te antoja, ráfagas
de suspiros agitados disparados
desde la mira de tu vientre, traen
consigo la pólvora capaz de avivar
el incendio, pegan directo en mi
deseo ferviente, dejan herido
el deseo de tenerte, sin importar
peligro caigo rendido en el campo
de batalla de tus pechos ardientes,
hiéreme con tantos besos, hasta
que sin respirar pida el auxilio
de tu cuerpo.
Háblame sin levantar sospecha
alguna, cúrame de esta angustia
de tenerte, arranca el dolor con
manos de artista y sacude tu cabello
frente a mis ojos, muerde tus labios
en tanto miras el cielo, llévame contigo
dentro a la dicha del quiero, cima donde
la desnudez queda inocente, el silencio
aprende y la piel entiende, sintamos
juntos el viento fuerte del puedo,
sabes que eres mi cura, sé que soy
tu locura, seamos ruido inclemente
sellando con pasión el murmullo
tranquilo con sangre insolente.
Háblame con tus manos arañando
la espada, cuéntame con gritos
lo que nos hemos escrito, sé libre
y sin dudar dejemos húmedas
las sábanas, no retengas nada
porque este amor causó herida
de deseo, curemos las ganas
mirándonos con fuego, apagándonos
sin recelo, consumamos cada
beso sin pensar en el tiempo,
disfrutemos de caricias sin
control ni rumbo, practiquemos
lo que aprendimos del verso,
hasta quedar rendidos
en el mismo universo.
Luis Emilio Tigüilá Robles -Guatemala-
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