Si un día,
ves a un caminante,
cansado de caminar,
“llega a tu puerta a llamar”.
Debes de ser cortés,
regale un vaso de agua,
no sabes porque camina,
“puede ser el fin de su camino”.
¿Será que llegó a su destino?,
ofrécele un plato de comida,
o si es el fin de su camino,
“puede ser un vaso de vino”.
No sabes lo vivió,
y en su vida,
lo que ha cambiado,
“o el dolor que le haya causado”.
En sus ojos apagados,
se refleja la tristeza,
por haberse distanciado,
“los seres queridos atrás dejados”.
Dejando atrás su pasado,
cambiar de vida y gente,
dónde siempre se ha criado,
“y siempre estuvo presente”.
Olvidar sus costumbres,
aprender nuevas normas,
Conocer y experimentar,
“nuevas culturas y costumbres”.
Dejar atrás los sueños,
desde niño deseados,
promesas quizás de amor,
“que nunca se han cumplido”.
El caminante contigo,
siempre será agradecido,
como en familia se sentirá,
“al ser bien recibido”.
Nadie sabe el sufrimiento,
viniendo desde tan lejos ,
como puede haber viajado,
“teniendo su corazón destrozado”.
Una aventura con dificultades,
buscando como poder,
a su familia sostener,
“a pesar de las adversidades”.
Generoso de las autoridades,
que respeta al viajero,
como él te respetará,
“con sinceridad y verdades”.
Debes de darle cordialidad,
para sentir su aliento,
atrás dejó sus sentimientos,
“aunque le veas feliz y contento”.
Sólo en su mente,
tendrá siempre el recuerdo,
un deseo que nunca cesará,
“como el anhelo de volver a verlos”.
Sentirlos y amarlos,
abrazarlos y besarlos,
con deseos de mejorar,
“y a su familia alimentar”.
Debes de tener compasión,
del pobre del viajero,
no sabe dónde va a llegar,
“ayúdale y serás su compañero”.
Mirará con tristeza,
atrás quedó su salida,
incierto será su destino,
“siempre lleno de esperanza”.
Bienvenido a un nuevo mundo,
con Dios como compañero,
él le muestra el camino,
“dejándole encaminado su destino”.
Depende de él,
y solamente de él,
ser fiel a Dios ,
“siempre será nuestro compañero fiel”.
Podemos seguir de frente,
o desviarnos del camino,
pero nunca olvidará,
“que nunca nos abandonará”.
Quedan las anécdotas vividas,
las que le han acontecido,
puede que sean experiencias buenas,
“pero también fracasos sufridos”.
Será el secreto mejor guardado,
solo él y Dios,
saben lo ocurrido,
“en el camino que han recorrido”.
Miguel de la mancha
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