jueves, 13 de junio de 2019

DESDÉN POR LO NUESTRO


     Una de las cosas que más me chocan y entristecen y avergüenzan en este país es el olvido o el desdén en que tenemos todo lo que es genuinamente puertorriqueño. Y, desdichadamente, donde primero se echa de ver esta peculiaridad nuestra es en las frutas. En San Juan, lo mismo que en las demás poblaciones de relativa importancia de la isla, encuentra uno en cualquier café cualquier fruta, o helado o refresco de tal fruta. Puede usted pedir almendras francesas, peras, melocotones, fresas, frambuesas, etc., etc., y siempre, o casi siempre, será usted complacido. Pero eso sí, no se le ocurra a usted, hombre de Dios, salirle pidiendo a un mozo de café o colmado algo así tan exótico como chinas, o piña, o tamarindo, o guanábana, o anón, o quenepa, o guamá, o nísperos, o guayaba, porque el mozo le mirará a usted de arriba a abajo, y le sonreirá sarcásticamente, y le compadecerá, y acabará por ponerse todo tieso para decirle a usted, con el aire de quien le da una lección a un salvaje, que allí hay limonada, frambuesa, horchata de almendra o de cebada, helado de peras (¡peras en lata, santo Dios!) o de melocotón, o de fresas, y hasta se le puede a usted servir, si a mano viene, un racimo de uvas; pero... ¡pero! (y este pero es formidable de desdén y de burla) eso de guanábana, guayabas, tamarindos y anones... ¡eso, si acaso, procúrelo usted en algún ventorrillo! Y ve usted tanta cantidad de hombría de bien en la cara del mozo, que acaba usted por bajar tristemente la cabeza, y se resigna a beberse en silencio una insípida horchata aspirante a citrato de magnesia, y sale usted del café media hora después preguntándose cómo es que ha cometido la imperdonable barbaridad de esperar que en un café de Puerto Rico le despachen un refresco o helado de tamarindo o guayaba o guanábana, o una fruta jugosa y fresca, pero jíbara, como el anón o el guamá, o la quenepa o la china o el mangó.
     Así vivimos y así somos. Huyendo de todo lo de la tierra por temor a parecer jíbaros, no nos damos cuenta de la velocidad con que corremos a conquistarnos fama perdurable de cursis y de memos.

Publicado en el blog nemesiorcanales
Compartido por Osvaldo Rivera

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