Singlan en mi sangre espinas aguerridas,
rosas pálidas, sin aromas, sin sombras,
agonía eterna, incineradas dudas,
conjuro de utopías, resurrección de los deseos.
Persisten gotas rojas en mis ojos desnudos,
efímeros placeres en el sonido de tu nombre,
amortajado en el pecado por amarte,
pétalos negros profanados, sentencian los dioses.
Bajo el cielo diáfono de violetas y lavandas,
horizonte reflejando la plateada manzana,
roce de pieles en el silencio de los sueños,
dislocación del tiempo, placer de nuestro encuentro.
Sin exigir ser amados… nos amamos,
simplemente sintiendo las miradas, las risas,
sombras devorándose, estólida pasión,
fatalidad galáctica, sin permiso, sin adiós.
Tú y yo en la riqueza infinita del amor,
mi deseo impetuoso, rompe en delirio la distancia.
Álvaro Álvarez Rojas (aprendiz de poeta) -Colombia-
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