Descubriría la oculta realidad
si pudiera desmenuzar
tu pensamiento.
No estaría en el filo de los celos,
si comprendiera
el lenguaje de tu mirada,
ni sangraría mi pecho
pinchado por los rumores,
herido en el lecho.
Lo soportaría,
aunque fueran saetas lacerantes
o la más cruel tortura,
a cambio de la duda.
Se esfumó la solución
en las noches de desvelo.
No está en mis cuatro paredes,
ni en los sorbos del amargo licor.
Si pudiera saciar mi sed
en la fuente de tu mezquina verdad,
entonces la duda acabaría
y volvería mi realidad.
Así evitaría
a las malas lenguas implacables,
herir con sus dardos afilados;
a mis sentimientos
atormentados.
Delfín Giraldo V. -Perú-
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