Hija mayor de padres en situación de separación, tiempos difíciles, dos hermanos pequeños a su cargo. Inteligente y espabilada, deseaba ir al colegio, pero las tareas de la casa no se lo permitían.
Aun así, Manoli se encontraba feliz con sus quehaceres.
Unos mismos zapatos rotos y sucios que calzar cada día. Con el almuerzo en la mesa Manoli ansiaba la llegada de su padre. Como siempre aparecía malhumorado y ebrio.
–Papá, tengo los pies fríos y casi descalzos: ¿podrías comprarme unos zapatos nuevos?
Él sólo respondió:
–Uno, no. ¡Dos!
Feliz, Manoli se durmió esperando sus zapatos. Pero pasaron los días y los zapatos no llegaban y su padre tampoco. Desapareció, nunca quiso saber nada más de su familia.
Hoy por hoy Manoli aún espera esos zapatos que no solo dejaron huellas en su caminar.
Eva Serrano “Dulcemente Eva”
Participante en el VI Certamen Microrrelatos Libres Memorial Isabel Muñoz
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