Yo presiento la sombra de la muerte.
Sé que nuestros destinos se acumulan en la mesa de las diosas.
Sé que ni una sola gota de lluvia se filtra en la tierra
sin que esté escrito en el libro de los tiempos sagrados.
Tan segura estoy de que el sol sale
y de que nunca veré el ansioso instante de su encuentro con el cenit.
El futuro arroja su bendita sombra sobre mí,
no es nada más que la energía del sol:
traspasada de luz habré de sucumbir,
cuando haya profanado todo azar, sonriendo me apartaré de la vida.
Del libro La sombra del futuro de Edith Södergran -Suecia- Traducción Hebert Abimorad
Publicado en Periódico de poesía 99
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