hay un lugar hermana
donde las tardes se deslizan
silenciosas
un lugar hermana
donde las manos se entrelazan
para aguardar la cena de pescado
para no escuchar
los ultrajes del tiempo
una loza que se rompe
cierta arruga en la frente
nada se escucha
sólo el atardecer
y los eucaliptos que se mecen
ajenos.
Del libro “El cazador” de
LILIANA BELLONE -Argentina-
Compartido por Rolando Revagliatti
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