I
El tiempo
eclipsa mi carne
barre mi memoria
Y me condena
al olvido.
II
Corridos todos
los velos.
Oculto el enemigo,
Amanece
y estoy sola.
III
Servido el café,
despojados de mascaras.
El silencio
Se hace rey.
IV
Domingo a domingo,
es lo mismo :
Sí escucho
crujir de cajones
en la cocina.
El signo :
Debo partir…
V
A mi espejo,
viene a beber
su imagen :
El colibrí.
VI
Arde en la hoguera
de tus lagrimas,
Cobarde envidia.
VII
Aguardo la caída
de este instante,
El desove
de los renacuajos,
La conjunción
con algún astro,
O la precipitación
ínfima de una
gota.
VIII
Un poema
a las esquinas
Donde nunca
nos encontramos
Para contarnos
lo que el tiempo
siempre se llevó
como su gran secreto.
IX
Ahora el hechicero
(Amigo de todos)
no puede conjurar
a la muerte.
Y ya no traen de vuelta
a las doncellas perdidas,
sus filtros de amor
Escasamente extrae el veneno
de las víboras
y lo reparte entre los vivos.
LINA MARÍA GÓMEZ
Artículo en la revista digital Teoría Ómicron
Hace 18 horas
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