En un rincón de la piedra
el grito se esconde.
El hueco alto como piel de cordero,
se llena de tierra.
El tedio sepulta
las medallas de la torpeza.
Rota como la costumbre,
una mujer mantis religiosa se desnuda.
De amor y sexo,
irrumpe el surco.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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