Mi suerte es
ser yo en la desgracia;
mi desgracia es
ser yo en la suerte.
Mi vida me conduce
a la muerte
y mi muerte
me conducirá,
por lógica,
a la vida.
No me importa
llegar a la vida,
a la verdad
de lo que vemos,
de lo que intuimos,
pero no existe
lo que está escondido
en medio de la basura
del propio cerebro,
en las miserias
que se reconocen
por ser de nuestra propiedad,
por estar imbuidas
en nuestro precipicio.
Hubo un ser que luchó
por nosotros y ahora,
nosotros,
luchamos contra todos,
contra la nada,
contra esa desesperación
que produce la muerte,
la suerte
y la desgracia de ser,
comprensiblemente,
presos entre las rejas
de la suerte…,
libres entre las trampas
de la vida…
Mi suerte es
estar maldito
entre los benditos;
mi desgracia es
ser un bendito
entre los que han sido maldecidos.
Soy hombre y,
sobre todo,
soy yo…
Julio G. del Río
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