Vienen las sombras,
un día cualquiera,
en cualquier circunstancia,
en cualquier ocasión.
Vienen arremolinándose
alrededor de tu rabia,
entre tus entresijos,
entre las patadas
a tu pérfida conciencia.
Se acercan sigilosamente,
silenciando el sonido
de balas plateadas,
de comienzos terminados,
de patrañas que,
aún,
no han sido dichas.
Vienen la sombras
en el atardecer tardío,
en el término de las vías,
ocultas en la estación
del tren
de las cosas calladas.
Julio G. del Río
No hay comentarios:
Publicar un comentario