Cuando llegues,
quiéreme,
poco a poco
y deshoja mi piel
con tus besos
de lluvia,
y si me abrazas,
acércate despacio
a mi cuerpo,
pues a veces
soy como una lágrima
de cristal anochecido.
Cuando llegues,
tápame con tus manos
si tiemblo de frío
bajo las sábanas
de un susurro,
y el silencio adormecido.
Cuando llegues,
ámame, sin prisa,
y apaga la luz
de la luna que
nos mira,
porque quiero ser
la noche...
De todos tus días.
Cuando llegues,amor
¡búscame!
aunque parezca
que estoy perdida.
Roser Folch
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