Canto a la vida...
porque en ella he recorrido
y aprendido como un sabio.
Mis pies ya no me duelen tanto;
el andar se convirtió mi canto...
La vida ahora me sabe a tierra vivida,
con aroma de sabiduría.
¡A crecido el alma mía!
y madurado con ella
la piel de mis días.
Mi cruz ya no me pesa demasiado.
Me despojé del peso que en ésta residía.
Es por eso que ahora doy
gracias a mi vida,
en esta íntima canción...
El llanto me sabe a alegría,
aunque a veces me traicione la melancolía,
pero soy feliz cuando sonrió a la existencia propia,
por la luz y las bendiciones recibidas...
Razones hay de sobra
para seguir con mi canto,
y rendirle homenaje a mi vida,
por haberme enseñado
y dejarme respirar, en este, su espacio....
Con problemas, desilusiones,
retos y alegrías,
amo mi vida.
Por mis logros y triunfos
hoy dedico este canto,
al mejor regalo de mi vida,
que es la vida mía...
Ingrid Carolina Amaya
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