Un Miura imponente, negro y bravo.
Un acorneador, degusta su propia sangre
y se aconcha, dándose un respiro
sin comprender tal castigo,
ni las artes con que le van acosando…
Era dueño de su territorio,
ni a garrocha ni oponente les cedió un palmo.
Hoy se ciñe a su suerte y dobla
como pidiendo clemencia espera
la daga con que es apuntillado.
Del libro Querencias Taurinas de Mayte Andrade -Benicarló - Castellón-
No hay comentarios:
Publicar un comentario