En calma,
como el dolor que amamanta,
como la lechuza que canta
y el murciélago que come mosquitos.
En silencio,
como el sexo de los violadores,
como la guerra de los señores
y un eterno bocado de pan duro.
En verso,
como pensamiento de animales,
como camino entre trigales,
y noche de un millón de estrellas.
Rotos,
como el alma del olvidado,
como la mesa del acusado
y la mísera despensa del pobre.
Rotos,
como pedazos y acentos,
como migajas del viento
y cabellos del pordiosero.
Rotos,
como sueños de adolescente,
como paz de casada reciente
y la noche de bodas del muerto...
Rotos...
Julio García del Río
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