El albañil incorporó en el vaso de la licuadora leche, azúcar, chocolate, plátano y cemento. Los licuó. Luego sirvió el licuado en un vaso de cristal y se lo llevó a su jefe, como un gesto de demostración de que no había mayor problema por la falta de pagos.
Del libro La vida en obra de
JOSÉ VÍCTOR MARTÍNEZ GIL -México-
Publicado por Los Cuadernos de las Gaviotas
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