miércoles, 3 de diciembre de 2014

AL LAÚD DE LA ILUSIÓN


Teotihuacán Noviembre 2006.

Al ser luz en la deidad del oro
algunos
me ofrecieron su entidad.
En la hierba y el agave
aun goteaba cortada la angustia,
el miedo con rudeza se hacia diminuto y galgo.

Ese abrazo que me dio el lunes
fue una premura que sentí
en galvanizado principio.

Teotihuacán me miraba
como un niño de piedra
con tres ojos ancestrales.
Delante de mi, preterido y nube, sogas de sol en aquel lugar vasto.

Los te quiero del Azteca
nadando en las tumbas lavadas
de tanto silencio.

Todo lo antiguo del principio
me llenaba con su hermosura.
Al lado como una sombrilla
con almas humanas,
los voladores de Papantla
tocaban el suelo
con plumas y sangre vital
del cenit fresco.

¿Que largo rocío verde,
la fertilidad de tu cielo, México?

¿Que Atlas despierto hace comarca
en la vereda de tus orillas?

Siento la larga edad de lo pálido
del reflejo
en esta calle de portal y ceguera
de blancura.

Aun Cuauhtémoc mira con delirio
su gloria espejean-te en platos
de obsidiana.

Puedo sentir en mi alma cosas
que aquí sucedieron sin que yo les llame.
¿ que misterio y que rareza profunda, trae cactus ebrio a la dinastía de antaño de este lugar ?

Belén Aguilar Salas -Costa Rica-

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