Lluvia caía
como mis defensas férreas construidas
Nada pude hacer.
Se fundió el hierro
en la fragua de tu piel,
de tu alma de tu ternura,
de tu delicadeza, de tu dulzura.
Nada pude hacer.
Mi vestido de verano
de lluvia empapado.
Ni impermeable que lo fuera,
ni chaqueta que protegiera.
Tu paraguas, mi protección.
Y caminé hacia tu corazón.
ELVI MÉNDEZ
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