lunes, 22 de septiembre de 2014

26


Si Dios no se moviera, qué sería de las orcas que las aguas se llevan
distantes de la casa
de mis padres, de mis pequeños dedos
qué de las hojas secas que abandonan el árbol
de su infancia primera
qué de la luz en humo sosegada.

Eso sería morir: dejar secos los barcos
desmemoriado al hombre, sin más
sombra el instante.

    El canto
de ballena es la sombra del niño.

Al Dios que sueño
pido
que me deje dormir algunas ―muchas― horas

pero que nunca deje
de moverme.

Del libro Llámenme Ismael de Luis Armenta Malpica -México-
Premio de Poesía en el Certamen Internacional de Literatura Sor Juana Inés de la Cruz 2013
Publicado en la revista Periódico de poesía



No hay comentarios:

Publicar un comentario