Todo bien,
lloras cuando nadie te escucha,
bailas sola mirando las invisibles arrugas del espejo,
a veces tu equilibrio se vuelve indeciso,
los rumores de la timidez suenan como tambores alejándose,
tanta actividad mental adormece los sentimientos,
las emociones que pugnan por salir a borbotones son ecos de silencio,
la inercia de la cotidianeidad va viento en popa.
Sí, todo bien,
todo va bien.
GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-
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