Siente la vida marchita
con trinar desesperado,
aquel pobre enamorado
que la bella dama evita.
Ama con fervor la ingrata,
culpable de sus cantares.
Ella inventa malabares,
sutil, el ser le arrebata.
Todo le hurta en calma fría.
Él , solo por su amor implora,
insistiendo en su agonía.
La bella avasalladora,
lo aturde en su sinfonía.
Hambrienta, su alma devora.
ROLANDO BLANCO PASCUAL
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