sábado, 29 de diciembre de 2012

TREINTA PAREDES


Treinta paredes me destrozaron la cara
mientras gesticulando te hice responsable
de ese trozo de ojo tierno con el que miro
dentro de tus sueños y sus silbidos.

Me admiras porque reboto treinta veces,
de abrazo en abrazo
agotando sin pistas,
los leucocitos sarnosos
que me comí en el pasado,
posiblemente,
destrozado de asfixia
en la pubertad desde hace tantos minutos
muerta.

GUILLERMO JIMÉNEZ FERNÁNDEZ -Mérida-

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