Al sur del Darién
los hijos de la tierra
observan, respiran, se estremecen,
en una pequeña iglesia,
el miedo y la zozobra también.
Se quita el ministro los hábitos;
tiene la cara pálida y fría.
De pronto… ¡Un estruendo infernal!
¡Decenas de voces
de mulatas como en parto
derrumban las paredes!
Fuego, lluvia;
Negros se vuelven los dientes,
de llanto se tiñe la brisa…
Una muñeca de trapo
en el altar…
Una puerta tendida en el suelo…
Lágrimas con olor a ceniza…
Del libro El faro desnudo de OMAR GARZÓN PINTO -Colombia-
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