¡Te amo tanto! ¿Recuerdas
cuando bajo los tilos distraído
el aire sonreía entre las cuerdas
del columpio? Tu cuerpo suspendido
leve y dulce, balanceaba grácil
las hojas en su rama.
Sí... me olías a hierba y a retama
y a fresas y a pomelo
y en tu mirar, un cielo
tal claro como frágil,
risueño lanceaba.
Gira, gira, gira...ba;
giraba en un momento
el mundo y tú y yo -herido-,en ese viento
azul de tus pestañas.
¡Te amo tanto! ¡Qué extrañas
son las cosas! ¡Qué extrañas!
Carmen Sanjuán
Publicado en el blog cotodesomnis
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