Atrape ese suspiro
pero, no tu aliento
y tras el quedó el silencio
lleno de ilusión y esperanza
lo guardé entre mi pecho
para oírlo en el silencio
y se esparció en el aire
perdiendo su aroma
Atrape tu beso,
pero…no tu boca,
su aterciopelado sabor
lo tengo entre mis labios
y en el fondo de la soledad,
una y otra vez…
lo saboreo a solas.
Atrape tu mano
que rodeo mi cintura…
Y apreté mi cuerpo contra el tuyo
notando la sensualidad del mio
y el latir de un corazón desnudo.
Te mire a los ojos
y… no encontré tu mirada.
Ellos se deshicieron
mojándose en la más absoluta nada
de todos los misterios.
En las solitarias horas
salgo a tu encuentro
para cruzarme con ella.
Yo, dueña de todo y sin nada…
Me pierdo en la inmensidad.
Qué hago sin tu mirada?...
María Sánchez -San Fernado-
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