Me alojarán en una veta fina.
Harán conmigo una estación yacente,
y me pondrán, al lado de las manos,
un hombre de tres clavos, un antiguo
perseguido de luz.
Ciertas personas,
habitantes del uso y la costumbre,
repararán, al fin, que fui una especie
de cometa infernal, un constelado
errabundo filial, un hongo triste,
un insecto de tórax luminoso.
Ese será el comienzo. Y los cerrojos
se correrán de nuevo, como siempre.
Del libro “Padre Final” de
Roberto Themis Speroni -Argentina-
Publicado en el blog aromitorevista
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