(tríptico)
I.-
Vive en mi vida el germen del gusano
porque cala en mi célula su antojo.
Por ser sólo su dueño, soy despojo
en el propio sepelio de mi arcano.
Habita entre mi fosa como hermano.
Feroz entre mi flema busca el ojo,
y a pesar de la inquina en que lo alojo
más lejos de mi tumba es más cercano.
¡Hermana larva... putrefacta, muda;
con qué ferocidad hincas tu ayuda
cercenando mi podre en cautiverio!
Siento que en ti me arrastro y para verte,
corrómpeme los huesos y, a mi muerte,
sumérgete en mi vivo cementerio.
II.-
Ya te siento en mi médula, terrible,
transformándome en pus ciego suplicio.
¡Con qué garfio certero y artificio
me aúnas a tu ser irreversible!
Bajo la costra pútrida, invisible
me succiona tu baba todo el vicio
y conviertes mi carne en desperdicio,
en visible visión de lo invisible.
Me deshace la espora y me barbecha
el moho donde el miasma azas me acecha
en fétidos aguajes que barrunto.
Porque tú eres el signo que se arrastra
y de mi lengua inútil pronto castra
la última canción de un ser difunto.
III.-
Cómeme pronto ya. Come basura
en el fétido aguaje de mis ojos.
Que ilumine tu vientre mis despojos
para hacer más siniestra tu pavura.
Come mi boca y come con usura
mi lengua que cumplió tibios antojos.
Y en el arrojo de todos los arrojos
cómete mi pasión y la mesura.
Hermana larva…¡más rápido que siento
tu mínimo roer como el aliento
que instala mi cadáver en su averno!
¡Devórame gusano! ¡Mi larvario
será, sin voz, un nuevo silabario
cuando me esté pudriendo en el infierno!
BRÍGIDO REDONDO -México-
Publicado en la revista Oriflama 18
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