La guitarra del tiempo se libera
en las Musas que advierten la señal
y ella anda y desanda el Escorial,
alado duendecillo en primavera.
Con algo de Quijote y de quimera,
golondrina de vuelo vertical
al azul, azul siempre inmortal
donde el beso de un ángel nos espera.
Voz del sol despertando caracolas,
canto de luna sobre enhiestas olas,
Isabel de la luz, de amor, del ala
que quiebra soledad, silencio y bruma
empapada de brisas y de espuma
en un eterno viaje sin escala.
Lorenzo Suárez Crespo
Publicado en la revista Oriflama 18
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