En el pantano caliente, clavada en el limo,
querida por los insectos, me duele
una garza muerta.
Yo me devoro en luz y sonido;
derrotado, en ecos escuálidos,
de tiempo en tiempo gime un soplo
olvidado.
Piedad, no sea yo,
sin voces y figura,
en la memoria un día.
SALVATORE QUASIMODO (1901 - 1968) Italia
Publicado en la revista La Urraka 31

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