jueves, 27 de diciembre de 2012

ESPEJO, ESPEJITO...


(un microcuentito)

Se miró seriamente durante un minuto, observando con detalle sus facciones, para por fin ponerse a hacer morisquetas delante del espejo, por lo general en silencio, a veces soltando un irreprimible sonido gutural. Así, se vio sucesivamente con cara de mono, de gnomo burlón, de viejo dolorido, de malo malísimo, de tonto, de mucho más tonto, y así más y más... Llevaba al menos media hora ensayando expresiones diferentes y no parecía mostrar visos de abandonar, cada vez más concentrado en hacerlo lo mejor posible, en lograr que el reflejo fuera verdaderamente extraño. El espejo, entretanto, había comenzado a hastiarse, a querer detener esa secuencia que se veía forzado a reflejar a su pesar. Le habría gustado poder gritarle “¡Basta!” al idiota que se le había plantado delante, devolverle al menos una expresión desesperada, de rechazo, o de súplica... Pero él no disponía de sus propios gestos, de la autonomía que se lo habría permitido. De pronto, en el límite de la tortura y antes de que se perdiera la pose, tan apropiada, que de repente el otro le prestaba, extendió sin perder ni un instante las fauces abiertas del terrible rostro y se lo tragó de un bocado.

Carlos Suchowolski 
Publicado en el blog unabotellallenadeluciérnagas

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