—Ustedes no lo saben, pero soy el futuro de la literatura —se anuncia el hombre al entrar en la
editorial.
—¿Y cómo es eso? —le preguntan.
—Ah, no, eso es un secreto profesional que sólo puedo revelar en los libros que ustedes me
publicarán.
—¿Nos puede dar un adelanto del contenido de esos libros?
—Claro que no. Hay que mantener el secretismo.
—Todo esto es de lo más irregular.
—Es porque están acostumbrados al presente de la literatura y yo soy el futuro.
—No nos convence eso.
—Bueno, pero piensen ahora que salgo por la puerta y me marcho a otra editorial. Imaginen qué
metedura de pata: permitir que el futuro de la literatura acabe en la competencia.
—Pensándolo bien, no hay necesidad de correr el riesgo. ¿Y si es usted la respuesta a nuestras
plegarias? Aunque yo lo esperaba más alto, la verdad.
GABRIEL NOGUERA
Publicado en la revista Nueva Grecia 1
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