I
Anoche las ternuras latieron en mi cama
suaves fieras
sábanas de paso.
Y me dejaron
halado el rostro
y en los ojos
dos avecillas frescas.
Me amanecieron
el sentir la piel
humedecidos.
Por eso ando el día
con esta cantaleta
con esta mojazón.
Cuídense.
Acharco.
La magia moja al pasar.
VIII
A veces se me inclina
de tanta primavera el corazón,
del mucho bregar
a todo pétalo.
Y se me cansa
la noche
sobre el hombro.
Y tristo
y me acuesto así
gorrión callado,
tembloso
y sueño contigo
–sólo sueño contigo, amor–
y amanezco
florecido.
Alex Pausides De "Llaman desde algún sitio feliz"
Publicado en la revista Poesía del mondongo
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