Yo he volver a contemplarte un día,
ciudad pequeña en que viví mi infancia;
y volveré a extasiarme en la fragancia
que en todos tus verdores se ofrecía.
He de mirarme en ti, con alegría;
he de moverme al son de tus tambores;
y he de contar los tiempos danzadores
que acompasan tu carne con la mía.
Cuando yo te divise en la distancia,
y vuelva a disfrutar de tu abundancia,
bailaré tu balele y tu maringa…
Cuando me abra los brazos tu bahía,
y tu lluvia de nuevo se haga mía,
dejaré a mi tristeza que se extinga.
Francisca Gracián Galbeño (Del libro “Aquellos años en Fernando Póo”)
Publicado en la Revista Carta Lírica
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