Las desheladas nieves
envejecen al invierno.
Por el trasfondo rojizo
se acercan las alegres aves
y la lluvia de Febrero
da forma al velo del sol.
Afanosa y constante
está la tierra,
forjando un esplendoroso jardín.
Huye el gemido
al paso del grácil amor.
Deja caer el cielo
su exuberante luz
y desnuda los austeros hielos.
Me cubre la desolada tierra
al despertar la sabia
que transforma el espacio.
Las manos del hombre
siembran sueños
mientras atrapa aquel lugar
el iris del corazón.
Juliana Mallén. España
Publicado en la revista Oriflama 16
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