Quítame los sueños, y regálame tus oídos
Atribula la existencia de los hombres sin ojos.
Cubre en llanto y oscuridad las ciudades
Apocadas por miedos irracionales.
Abrázame fuerte, que en el mundo siento
Seniles desolaciones de vidas en conato;
Las lágrimas brotan como hieráticas
Mentiras del ápice de vidas perdidas.
Griten y alcen las voces en compasión,
Pues, el desasosiego en el silencio
Aflige la bonanza de los pensamientos.
La muerte avante en la desolación;
Perdió en lo verosímil el juicio
De sus propias depravaciones y miedos.
Julián Nicolás Sanabria Rangel (Colombia)
Publicado en la revista digital Minatura 118
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