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OH CAPITÁN, MI CAPITÁN, DIOS MÍO
Oh capitán, mi capitán, Dios mío
no me empujes al mar, amaina el viento
que cierra mis ojos. Mi pensamiento
no lo leerás, será suyo y mío.
Suyo y mío, lucharemos por él,
resistiré incólume, aguerrida.
No encontrarás en mí ninguna herida
que vierta sangre a través de mi piel.
Me parece tan bella su figura
que pierdo la cabeza. Sueño besos
y caricias aun estando despierta.
Yo, calada por él hasta los huesos,
recibiré mi triste sepultura.
Siempre con sus caricias por cubierta.
Publicado por MARÍA JOSÉ BERBEIRA RUBIO (Castelldefels)en el blog dondehabiteelolvido-airama
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