Seré tuya, siempre, siempre seré tuya.
Contra el murmullo de multitud de voces
o el fragor de un rayo me destruya
o se desplome en mí la tenebrosa noche.
Tuya a cada instante perpetuo lejano,
en la oquedad de las nubes fugaces vacías,
en el cálido abrasador poderío del verano
o navegando incólume sobre olas bravías.
Tuya hasta donde el tiempo fluya,
no habrá nadie que nuestro amor ataje,
lo perdurable, no el momento, huya
y en mi boca, tu beso, sílaba y lenguaje.
Seré tuya, en ceremonia, círculo y materia
hasta que los árboles ardan y los dioses hablen,
hasta que los errantes cuerpos en sal eterna
… irrevocablemente se consagren.
Isabel Domínguez Castro -México-
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