PESADILLAS

Veo como teje la araña su espacio vital.

En huecos taciturnos siempre llenos de melancolía

Mientras, en mi mente los recovecos de lagunas que se van diluyendo, se llenan de salmuera.

La obscuridad extiende su manto de infinitas angustias en complicidad con el miedo.

Y de mis entrañas brota como tempestad hiriente un grito desgarrador.

¡¡¡Ya por piedad!!!

Que estremece y arranca a jirones la piel... Mi piel.

Por momentos un sudor helado como el invierno se apodera de mi cuerpo y convulsiona irremediablemente.

Ya luego se restablecen mis inquietantes pesadillas y empiezo a dormir tranquilo, siempre ausente, alejado de la realidad

El guardián de la noche invade mi sueño y me dice al oído

¡calma que yo estoy aquí para cuidarte!

Abraham Méndez