jueves, 28 de febrero de 2019
LA VOZ DEL SILENCIO
Silencio, háblale al oído los secretos
que te conté en la esquina, hazle
saber que eres eco de mi grito
enardecido, déjale mi aliento
pegado en el cuello, el suspiro
prendido en el pecho, el romance
incrustado en la mirada, el erizo
sembrado en la piel de terciopelo,
los deseos colgando en los labios
mojados, la angustia en sus manos
por mi fuego, la desesperación
por este amor que tengo.
Silencio, no calles por pudor y desnuda
frente a ella mis intenciones, dile que
es locuras vestida de razón elegante,
víctima cada noche en mis sueños
candentes, princesa sensual irrumpiendo
el cuento inocente, dile que conozco
donde se curva la línea en su cuerpo,
disfrutando del sabor místico de su
vientre, probando la miel de la dulce
tentación de imaginarla sin nada.
Silencio, derrama cada palabra
que sabes sobre su espalda, deja
que se queden morando sin permiso
y con luz apagada, ellas sabrán
tocar donde explota la furia de sus
ganas, tienen la delicadeza de
humedecer su memoria, enfriar
su razón, encender sus pensamientos,
intranquilizar sus piernas, contraer
sus entrañas, agitar su pecho, acalorar
sus besos, guiarla hasta la alcoba
sin paredes, donde la espero con
los gritos que nos debemos.
Luis Emilio Tigüilá Robles -Guatemala-
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