martes, 15 de enero de 2019

LA ÚNICA SALIDA


Estoy inmerso en un profundo agujero,
atrapado en un laberinto siniestro.
Me asfixia las penas una a una.
Me abraza la soledad,
me remolcan olas de tristeza inmarcesible.
¡No puedo más!

Mi corazón es un espejo fragmentado sobre el suelo,
atravieso episodios grises de dificultad.
¡No puedo más!
Me embarga la penumbra.
Mi alma se petrifica en el silencio total.
¡Mi vida es un vendaval!
Una cadena de tragedias inexorables,
una nómina de sueños fallidos, de ideales frustrados.
Construí mil proyectos inasequibles,
diseñé palacios de papel.
Y al final, ¿Para qué?
Todo se hace polvo en un segundo,
mis esperanzas yacen entre cenizas.

Debo emprender una caminata sin retorno.
¡Que mi voz se apague en el silencio eternamente!
¡Que mi nombre de los recuerdos se esfume para siempre!
Que mi adiós sea definitivo.

Rigoberto Montoya 

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