viernes, 1 de abril de 2016

EL BESO ESTABLECIDO


Habla
Judas

Más allá del Cedrón,
donde la noche se enreda en el follaje de olivares que engendran los plantíos escabrosos.
Allí,
en Getsemaní,
donde Su idioma enhebra los collares de palabras,
imagino ese rostro preocupado, los cabellos de espesas lasitudes curvándose en el hueco de los hombros.
Y su corte de harapos desgastados compartiendo plegarias, vaticinios, ajena a la intemperie del asombro.
Sin sospechar que soy la profecía, el tiempo, las señales, el secreto, la presencia fatal de su agonía,
su martirio de muerte sin cerrojos.
El precio de su vida tintinea pérfidas melodías de traiciones en la herética entraña de mi bolso.
Treinta siclos de plata.
Treinta siclos que han de ceñir con lauros memorables mi nombre intruso, mi linaje anónimo.
Treinta siclos de plata...
Buen dinero a cambio de ese gesto establecido en mis sellados pactos con los odios.
Treinta siclos de plata.
Treinta siclos en trueque por racimos de promesas, por manojos de esperas imposibles, por sus reinos utópicos, ambiguos,
por su enjambre de sueños mentirosos.
¡Yo soy la profecía!
Yo soy... Judas.
Antorchas de Caifás por el sendero iluminan mis pasos silenciosos
y los guardias del Templo y las espadas y una turba de envidias me acompañan para observar mi avieso testimonio.
Apenas piso el suelo de la huerta lo veo, reprochando en la penumbra, esa frágil vigilia de los otros.
Su mirada se encuentra con la mía
y al fin, comprendo... ¡siempre me ha esperado!
Un ruido de armaduras impacientes me recuerda el convenio minucioso y me acerco despacio y lo saludo rozando su mejilla con mis labios...
pero no puedo sostener sus ojos.
Es Él quien da comienzo a los rituales.
¿Con un beso entregas a tu Dios? -pregunta su inocencia resignada-.
Lejos,
ciegos oráculos de estrellas indagan los destinos tutelares en las sangrantes vísceras del Cosmos.

Del libro Crónica de las huellas de NORMA SEGADES -Argentina-
Publicado en Editorial Alebrijes

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