lunes, 4 de abril de 2016

COMO UN COLIBRÍ


¡Me gusta escuchar tu voz!
Prestar oído al vuelo irreal
del Colibrí,
que se inmoviliza,
a deleitarme
muy cerca al oído.
Me gusta el olor
y me gusta el color
de tu terso cabello,
su viso azabache
y la lenta y fina caída.
Me gusta el calor
de tu piel...
¡Sí, que me gusta, mujer!
Me gusta su miel...
diáfana, espesa y tan pura!
Me gusta perderme en ti...
—Soez, bajo tu magia—
para nuevamente reaparecer
y acariciar cada uno de tus
escalonados gemidos—
y pedirte al oído
que me deleites nuevamente,
propagando tu dulce canción,
esta vez, con tus labios,
prestándome abrigo
...para también, en forma irreal,
dulcemente decirte
cuanto me gustan los gritos
de tus silencios...
cuando cogidos de la mano,
entre cómplices sonrisas,
bañados por nuestros ojos,
y perdidos en una misma mirada,
nos quedamos dormidos
¡tú y yo!

Pablo J. de la Rosa

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