domingo, 28 de octubre de 2012

¿POR QUÉ LLORAN LOS NIÑOS MUERTOS?


(EL DOLOR IMPERDONABLE)

¿Por qué lloran los niños muertos?
¿Por qué el edén se vuelve infierno
y su risa se hace hielo?

¿A quién temen los niños muertos?
¿por quién tiemblan sus blandos huesos?
¿a quién temen en este cielo?

Ya no juegan los niños muertos,
ya no ríen, no hay consuelo,
ya no hay hadas en sus sueños.

Ya no duermen los niños muertos,
les recorre un halo yerto
y les rodea un frío aliento.

¿Quién detiene sus latidos?
¿quién silencia hoy los trinos
de mis dulces pajarillos?

¿Dónde están, infantes míos?
¿Dónde están mis preferidos,
fugitivos de sus nidos?

Ellos rezan escondidos
en las nubes, como ovillos
acallando sus gemidos.

¿Quién volvió de sus olvidos?
¿quién de nuevo ha aparecido?
¿quién perturba a mis benditos?

A quien Dios ha perdonado
para el hombre era maldito,
de sus llantos el motivo,
el horror descongelado.
Temerosos del pasado,
De un pasado aborrecido,
de la sombra de sus manos
y la noche de sus gritos.
Del sonido de sus pasos
retumbando en sus oídos
como un eco acorralado
anunciando al enemigo.

¿Quién perdona al depravado?
¿quién convierte los castigos
en castigos indultados?
¿A quién Dios ha redimido?

El diablo ha despertado
y en el mismo paraíso
que a los niños aterrados
un hogar le ha concedido.

Aunque sea desterrado,
aunque pierda el infinito,
hundiré mis limpias manos
en el alma del maldito.
 Si mi pecho es confinado
a ese valle de proscritos
mi pesar no será vano
si por siempre muere el llanto
de mis niños preferidos.
Mi dolor será un pedazo
del dolor que ya han sufrido,
la cura será el canto
de mis dulces pajarillos
ignorantes del destino
de quien les ha querido tanto.

Gustavo González -Valladolid-

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