martes, 30 de octubre de 2012

EN LA BÚSQUEDA


Las palabras más bellas quedan, aún sin saberlo en nuestra memoria... aparecen en medio de pensamientos alejados de ellas... encontrar y sentirlas de nuevo, mezcladas con los recuerdos. Es en ese momento cuando recuerdas que fue un lugar, una persona, una vida quien nos la enseño...
Andamos siempre ocupados, sintiendo todo a nuestro alrededor desde un solo punto de vista, no queremos que nada nos influya en nuestra consciencia. Queremos saber de todo, pero al mismo tiempo
rechazamos todo. No pensamos que realmente —todo—, es una palabra que es nuestra, todo es lo que somos, lo que sentimos, vivimos y amamos; todo es nuestro universo, y el mismo universo al que pertenecemos. Pero se prefiere vivir dentro del “propio universo”. La existencia humana, aceptarla, no es necesariamente algo que nos condene a ella, quiero decir, hambre, guerras, violencia, poder.
Creamos continuamente nuestras propias limitaciones con ideas que hacemos nuestras, palabras que
cambiamos de contexto, o nos la cambian para variar direcciones. Es complejo entrar en nuestro sistema sociocultural sin ver esos cambios que en su día fueron anulados por alguna razón político‐radical, se han creado fronteras de pensamientos, de formas de vidas, de sistemas; por el propio interés de poder, y lo vemos a diario normalizando su presencia como algo que pertenece a otras vidas y otras culturas “por lo tanto no es nuestro problema”. No quiero alejarme de la palabra —Todo—, porque —todo— es lo que somos, y en esas decisiones que solemos tomar entre todos, debemos ver lo mejor para la comunidad, la humanidad; la idea de aceptar la naturaleza humana como algo natural, es una idea que es hora de cambiar —entre todos—
Confluir y fluir, encontrarnos en los mensajes llenos de códigos complejos que a su vez pueden ser creadores de encuentros, sensaciones que nos evocan momentos únicos y con ellos poder unificar un pensamiento. Un pensamiento que mire hacia adelante, que se expanda y vuelva a generar humanidad allí donde ya se perdió.
Me siento ante un horizonte posible, miro a la gente pasar. Me observo en ellos como en un espejo y, creo que me puedo identificar en muchos pensamientos. Todos vienen de algún lugar, todos van con prisas, no tienen tiempo de sentarse. Pero participo en la corriente humana que baja por la calle como un río, solo me paré a mirarles. Mirarme desde fuera, entre ellos, desde la mirada del otro y, poder confluir en una idea en común que nos indique el camino de regreso a casa, a las creencias, a los lugares de donde procedemos y, poder volver a generar un horizonte claro.
La creatividad surge en cualquier lugar, aunque, se empeñan en que no amanezca, que no salga el sol, es fundamental encontrarla en todo aquello que nos rodea. Sin borrar más palabras, sin olvidar el significado y sin cambiar más contextos.

Juan Manuel Álvarez
Publicado en la revista LetrasTRL 51

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