No puede divorciarse al poeta José Ángel Valente del ensayista a la hora de abordar Anatomía de la palabra (1) como homenaje y reconocimiento a su extensa y rica obra, poesía y prosa de quien es “anatomista de la memoria, la tiniebla y la palabra”. Intentar situar al poeta Valente dentro de una clasificación poética y literaria al uso, es un riesgo que puede dejar a cualquiera en mal lugar a corto plazo, digo a corto plazo porque la personalidad de Ángel Valente se ensancha y se sitúa por si sola en el lugar que le corresponde, plaza difícil que el poeta no ha logrado buscando la originalidad, sino justo fruto de su forma existencial de vida, el compromiso con la sociedad y consigo mismo lo que la ha configurado. Su sendero poético hacia un misticismo siguiendo las huellas de Juan de la Cruz, ya fue anunciado en sus primeros libros, pero no por ello abandonó la realidad circundante.
Él mismo nos recuerda aquella sentencia de Juan Ramón “Meter a un poeta en la Academia es como meter un árbol en el ministerio de agricultura”, naturalmente no todos han pensado y actúan así, de aquí la variedad y tantas otras secuencias, algunas un tanto vergonzantes. Actualmente podemos disponer de toda la obra completa, verso y prosa, prosa y verso, de Valente. La importancia de esta Anatomía es una muestra de la identidad y densidad de su creatividad. Toda una poética abundante y calidad suficiente, para que sobre ella gire una serie de ensayos y críticas de autores muy relacionados con su vida, su persona y la razón de ser. La definición de otra genial poeta José M. Ullán es certera: “en la balanza, dos orbes: poesía engendradora de verdad, verdad engendradora de poesía”. “Siempre he sido absolutamente sensible al mundo circundante” afirma en su entrevista, afirmaba en una entrevista.
Un poeta fuera de modas que rechazó todo triunfo fácil si este significaba una hipoteca de su propia existencia vital, como muy acertadamente afirma César Real Ramos en “Siete lecturas y una carta!, Incluida “Con brillo y poder internos, no superficiales ni aparentes, rehuyendo siempre modas y contagios de épocas transitorias. Lo suyo es el fruto de una constante y lúcida preocupación por la expresión poética, sin premura no concesiones o halagos al éxito fácil, la oscura luminosidad de su palabra se ha ido afirmando desde los tenebrosos años de posguerra en que aparecen sus primeros versos gallegos”, no hay ni una frase de elogio fácil en esta cita, aquellos que además de su obra conocieron su actitud política y civil dentro y fuera de la frontera de la dictadura lo podemos confirmar con la mayor naturalidad. Esto ayuda a comprender e incluso aplaudir muchas de sus actitudes y declaraciones tiempo después en la España de la democracia y sus conversos.
La sobriedad de la palabra que llegó a alcanzar es una de sus grandes virtudes creativas, como muestra José Luis Pardo “su técnica de depuración emocional de la palabra (aislamiento de emociones puras, emociones nacidas de la palabra misma más que vinculadas a ella), una técnica seguida a fuerza de sobriedad, a fuerza de un rigor que elimina todo recurso superfluo”. El libro en su totalidad proyecta una acertada semblanza bibliográfica del poeta y ensayista y muestra que no fue creador fácil y que su vida “perteneció a cuantos lugares su exilio permanente, exterior e interior. “ Una obra abierta que incorpora la tradición literaria peninsular, latinoamericana (Lezama Lima y las estrechas relaciones de amistad y literatura que mantuvieron) y europea, sin excluir las influencias orientales. En resumen una obra completa de conjunto de alta calidad y contenido. Su lectura no es pasajera, de estas que se leen y se olvidan, siempre obliga a volver sobre ella a consultarla para no sólo entender la poesía de Valente, sino igualmente como apoyo para cualquier trabajo sobre ella, para lo que colabora la laboriosa bibliografía del autor y sobre el autor, paciente labor con la que se cierra este libro.
Asín lo confirma su obra póstuma Diario anónimo (3). Ella ofrece una suma de anotaciones con visiones y criterios meditados por el poeta en un periodo de tiempo que transcurrió desde octubre de 1959 hasta enero de 2000 un año antes de su muerte., donde lo íntimo se convierte en luz exterior para alegría del lector fiel, por importancia y los valores que ofrece el contenido exigente e interesante de tan emblemático meditar diario. Hondo, exigente y claro, también el dolor años tras año de la muerte de su hijo. Profundo autor en verso y prosa, admirable ensayista, exigente e insobornable, en el más amplio sentido de la palabra escrita. Valiosa esta fortuna guardada celosamente con fidelidad por Coral Gutiérrez su compañera, importante escritura donde se muestra apuntes biográficos, criterios, pensamiento y opiniones que abarca casi medio siglo de sentir interno. Laboriosa labor la edición y compromiso profesional que le caracteriza a Andrés Sánchez Robayna con esta una nueva publicación que se suma los dos anteriores y magistrales volúmenes con las Obras completas “Poesía y Ensayos” (2)
(1) Anatomía de la palabra - Nuria Fernández Quesada - Pre-textos
(2) José Ángel Valente Obra Completa- Galaxia Gutenberg
(3) Diario anónimo – Edición de Andrés Sánchez Robayna – Galaxia Gutenberg
Francisco Vélez Nieto
Publicado en el diario SIGLO XXI
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