jueves, 19 de enero de 2012

POEMA

Huesos escondidos

La centella asiática
combate la vejez,
mientras la calabaza
es tomada por los soldados
para incrementar su visión nocturna,
con la que espían a los dulces
que mutaron en mujeres,
que portan perlas como piernas (sin celulitis),
porque toman cerezas.
Los heridos de guerra
se curan los huesos fracturados
con la consuelda.
En realidad se la dan
sobre la carne,
que es la que provoca el que parezcamos
más diversos y menos horrendos,
de lo que en realidad somos.
Somos unas calaveras recubiertas
con doble traje,
salvo cuando estamos
en una playa nudista.
El gusano “invertido”
lo degusta en tu tumba.
La mujer inactiva sexualmente
se dopa con ella para poder
complacer al tuyo.
La crisálida nace del capullo
del gusano de seda.

Francisco J. García G-España-
Publicado por la revista Estrellas Poéticas

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