lunes, 1 de agosto de 2011

POEMAS

Tiéndeme el tacto

Tiéndeme el tacto de tu blanda mano,
y el interior, que sin rozar, caldea;
este alma en ansiedad se tambalea
sin la gentil fricción con que me afano.

De tu desenvoltura me engalano,
y tu complicidad me aguijonea;
oh mujer, Afrodita o Dulcinea,
pálida voz, estrépito pagano.

Te hablo en tu propio idioma, en afluencia
de susurros y orgasmos, con urgencia
de juventud, sabor de madurez.

Ven, ven a mí; revélame tu acceso,
para fundir, avance y retroceso,
a la tuya mi propia desnudez.


Decapitada fe

Reticente he cruzado por la vida,
contemplando las rosas a distancia,
apenas respirando su fragancia,
y mi intención, a su contacto, herida.

Las admiré en silencio en la avenida,
donde el amor exhibe su arrogancia
en juvenil, perenne trashumancia,
que a frívolo propósito convida.

No sé si he sido errático o cobarde,
o si tal vez llegaba siempre tarde,
o si, llegado a tiempo, fracasé.

Ay, que la piel me tiembla, el alma grita
nombres que nadie escucha, y decapita
el ángel del crepúsculo mi fe.

FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO -Los Ángeles-

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