DOMINGO DE LA ALDEA
El domingo se aleja del pueblo en las campanas.
El ángelus de un gallo tiembla en la paz herida.
Con rojos pañolones tres o cuatro aldeanas
sienten con tristes pausas una fiesta perdida.
Por el rojo camino que desciende del monte,
cazadores pasan, hablan de mala suerte.
Culmina en su belleza la faz del horizonte.
El día, como el cisne se embellece en su muerte.
Campesinos borrachos cantan por los mesones
y en los ecos tristísimos se acongoja el poniente.
Nostalgias de carretas traen los callejones
y los perros aúllan melancólicamente.
Las sombras emocionan silencios de aguafuerte
y la aldea es ya un cuento fácil de maravillas.
Por sus calles se alejan la tristeza y la muerte
y se alargan las horas de las vidas sencillas.
Del libro Álamos en el agua de PEDRO BARBÉ AGUIRRE
San Nicolás de los Arroyos -Argentina-
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Hace 6 horas
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